Kevin Mitnick, el famoso hacker que pasó a formar parte de la historia de Internet

La seguridad siempre ha sido uno de los puntos débiles de Internet, y todavía a día de hoy son muchos los que confían en utilizar la red para según qué cosas, puesto que tienen que puedan ser el blanco de algún delito de estafa por parte de los piratas informáticos. Conocidos comúnmente como hackers, estos piratas son capaces de infiltrarse en los equipos informáticos de otras personas, a distancia, desde sus propios ordenadores, y llegar a conseguir información privilegiada e importante, como números de tarjetas de créditos o simplemente correos electrónicos, que luego venden al mejor postor.

Los hackers son vistos por la mayoría como delincuentes cibernéticos, pero lo cierto es que también hay algunos hackers que trabajan precisamente para todo lo contrario, para aumentar la seguridad en Internet. Y luego están los hacktivistas, que suelen centrar sus ataques en los gobiernos y empresas que tratan de ocultar información. Kevin Mitnick es uno de los hackers más famosos del mundo, con gran  notoriedad desde los años 90 y que sigue hoy en día centrado en la seguridad en la red, aunque desde su propia empresa totalmente legal. Su historia es realmente fascinante.

Los comienzos de Kevin Mitnick

Como casi cualquier hacker, lo de Mitnick empezó simplemente por curiosidad. El chico se sentía realmente atraído por todo lo que suponía la informática, y ya con dieciséis años logró romper la seguridad de la red en su colegio para colarse en ella solo para mirar, según él. Siendo todavía menor de edad fue detenido por primera vez en 1981, al entrar sin permiso en la sede de una de las compañías de bases de datos más importantes. En 1982 volvió a las andadas tratando de colarse a través de un modem en otros centros de registro de llamada, y ya en 1983 intentó por primera vez acceder a los ordenadores centrales del Pentágono junto con otros estudiantes.

Así fue su increíble modelo de negocio

Mitnick se convirtió en un auténtico fuera de la ley que constantemente estaba buscándose problemas al entrar en determinadas páginas, bases de datos y centros logísticos. Durante toda la década de los 80 fue detenido en varias ocasiones, y en los 90, aún tratando de encauzar su vida, siempre acababa tropezando con la misma piedra. Después de ser detenido en 1991, su abogado defendió la inocencia del hacker asumiendo que era un auténtico adicto a los ordenadores, como lo podía haber sido al alcohol o a las drogas.

El negocio de Mitnick siempre se basaba en estar al borde de la ley, en esa fina línea que diferencia el delito de lo que no lo es. Trabajo para una agencia de detectives y fue de nuevo investigado por acceder a información protegida. Se buscó socios con los que poder redirigir su afición y su talento en el tema del hackeo, pero cuando descubrieron sus actividades ilegales, fue muy mal amigo y trató de echar toda la culpa a sus socios. Finalmente, perseguido por la ley, estuvo varios años encubierto bajo varios alias, y utilizando su talento en la red para hacer desaparecer las pruebas o expedientes que pudieran culparle.

En busca y captura

Durante varios años, tras su última detención, Mitnick siguió con sus actividades, colándose en numerosas bases de datos y utilizando el correo y la seguridad de otros hackers, a los que él mismo “robaba”, para lanzar ataques sobre empresas multinacionales como Apple. En 1994 logró colarse en el ordenador de Tsutomu Shimomura, experto en seguridad de la Universidad de San Diego y también reputado hacker. Asombrado por aquello, Shimomura decidió que capturaría al chico que había logrado solventar sus barreras de seguridad y colarse en su correo.

Gracias a un seguimiento exhaustivo a través de meses y con un gran control de las herramientas de seguridad de Internet, Shimomura logró dar con él y avisar al FBI, que finalmente lo capturó en 1995, tras una operación absolutamente espectacular de la que se han llegado incluso a escribir libros, como Takedown, que posteriormente se ha convertido en una película, y que habla sobre el talento de Mitnick no solo con el hackeo, sino también para desaparecer de la faz de la Tierra y no ser encontrado.

Kevin Mitnick en la actualidad

Tras pasar casi siete años en la cárcel, Mitnick sale con la esperanza de poder “rehabilitarse” y consigue hacerlo a través de la creación de una empresa tecnológica que se base en la seguridad y en la ingeniería social. La empresa, llamada Mitnick Security, ofrece una solución de seguridad online completa, y ha permitido al hacker llevar una vida más tranquila, sin sobresaltos con la ley, dando conferencias por todo el mundo y siendo considerado como uno de los hackers más importantes y populares de toda la Historia.

‘Un fantasma en el sistema’

Aunque el seudónimo que solía utilizar Mitnick cuando trabajaba era Cóndor, el sobrenombre de “El fantasma en el sistema” o “El fantasma entre los cables” le viene como anillo al dedo, puesto que era capaz de camuflarse por completo entre los sistemas y las redes, sin que nadie pudiera seguir su rastro. Seguramente su gran fallo fue “meterse” con otro hacker con talento como Shimomura, quien después de muchos meses logró capturarle, más por tesón y orgullo propio que por otra cosa. La historia de Mitnick, sin embargo, sigue siendo inspiradora para muchos.